Como todos los años. Semana Santa. Sólo es mencionar esas dos palabras y en Priego de Córdoba ya huele a Nazareno. Soy un sevillano de padre y familia prieguense . Como todos los años, y este es el 19º, mi estancia en Priego de Córdoba está marcada en el calendario. Son muchas las cosas que se viven ese día. Niños en constante pelea con sus túnicas, madres que hacen el esfuerzo de cargar con ellos para la subida al Calvario, personan mayores que acuden para ver a su Jesús Nazareno. Ellas sí que saben lo que es vivir el viernes Santo en Priego. Llego al palenque y la gente rebosa alegría. Antes de nada, un buen nudo al hornazo. Se acerca, es Él, que anda como la gente de su pueblo lo lleva. Ya suena. Paso redoblao, y vuelve a repetirse una de las imágenes que quedan guardadas año tras año. La subida al Calvario se hace amena, se respira aire limpio, cargado de devoción. Allí se le espera, pues sube con todo el esfuerzo de su gente. Ya está contigo, y ahora bendice nuestros hornazos. La bajada es lenta, pausada, pues te coge tu mano Ella, tu madre. Es medio día y hay que reponer las fuerzas, cargar las pilas para estar en su encierro. Cómo suenan tus pasos por esas calles estrechas, cómo te quiere la gente. Por otro año más, gracias.
Colaborador: Rafael Ayerbe Algaba