El Cartel del Congreso Nazareno

El Cartel del Congreso Nazareno
El Año Jubilar concedido a la Hermandad nazarena por S.S. se  nutre de innumerables actos religiosos y sociales, peregrinaciones y vigilias, triduos, septenarios y novenas, exposiciones y concursos, entre otros, que van a dejar tras sí un considerable número de carteles y programas, libros y artículos, revistas y boletines, proclamas y avisos, fotos y vídeos, octavillas y etiquetas, rótulos y lápidas, logos, estampas, anagramas y spots publicitarios en soportes audiovisuales de las celebraciones y procesiones más importantes que se incorporarán a su archivo histórico, como memoria de lo acontecido en este período y que ya van dando la vuelta al mundo de las redes sociales, a través de la tierra desconocida que es internet y los inseparables compañeros de viaje que son los dispositivos móviles.

De todos estos “productos” destaca el Decreto de la Penitenciaría Apostólica concediendo la Indulgencia Plenaria “del tesoro celestial de la Iglesia”, que se muestra a los pies del templo del antiguo convento de San Francisco, y que es como la insignia que precede el cortejo de todos ellos. No puede soslayarse a este respecto el cartel conmemorativo del Año Jubilar, sin ambages, una verdadera obra de arte, debido a la gran acuarelista sevillana con raigambre prieguense Beatriz Barrientos Bueno, que con sus tonalidades, trazos, veladuras, pinceladas y depurada técnica pictórica humaniza la exultante talla de la imagen nazarena para aprehenderla en el corazón de quien la vea, observe y a venerarla se acerque.

Otro tanto podrá decirse del cartel del Congreso Hispano-Portugués que se celebrará en el próximo mes de octubre sobre “Las cofradías y hermandades de Jesús Nazareno y Nosso Senhor dos Passos”, del que es autor el diseñador gráfico cordobés, Baldomero Carmona, que en un alarde compositivo entremezcla el escueto texto con la fascinante y original fotografía de Antonio Sánchez que recoge la secuencia del traslado de nuestro titular a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción por el balcón del Adarve, en la procesión solemne que tuvo lugar el pasado 4 de abril.
Analizando el modelo se quiere transmitir de forma sugestiva un contenido que inspire y conmueva a quien lo visualice y se quede con el mensaje que se trata de comunicar. No cabe duda que estamos ante otra manufactura artística que irradia un estilo personal y cofradiero, que es como decir singular y relevante, dinámico y glorioso, en el que el ojo fija la vista en el centro que es el trono sobre el que se yergue la figura de Jesús.

Todo el conjunto nada tiene que ver con la secuencia pasionista de Jesús con la Cruz a hombros, porque el itinerario y el paisaje dista mucho del Calvario, destino último del Redentor en el día central de la Semana Santa.
 Aquí Jesús no va a su aire, ni bamboleado, sino con sosiego y pausado, en progreso, camino de quienes no le van a crucificar, sino a honrar hasta los tuétanos del alma, con Priego al fondo –en la foto se divisa el Caminillo, las Vereíllas y la ermita de los Dolores- y abajo casi sin percatarse del riesgo, el abismo del murallón a cuyos pies descansa la Vega y el otro extremo del Salado. 

No cabe decir más ante este portento de cartel que llama la atención, promociona un motivo, y conlleva un mensaje, con un texto muy preciso como es la fecha de la celebración del magno Congreso, su leyenda y su título. Ninguna palabra más, y ninguna palabra menos. Lo estricto, porque en la brevedad de su expresión está contenido todo el argumento tan posible como necesario, debidamente ordenado.

Estoy seguro que esta joya tipográfica acabará enmarcada en nuestras casas y formará parte del ajuar doméstico de nuestros hijos y más adelante de nuestros nietos, y quién sabe si con el tiempo constituirá una reliquia de nuestra devoción inmarchitable ante el que quien lo posea se arrodillará para rezar simplemente un “padrenuestro”.